30 mayo 2013

Chocolatina

Como me gusta ir en el metro, es que hay una fauna. Ya se que me repito mucho, pero es que es verdad. A veces me puedo pasar hasta una hora bajo tierra, y lo que veo abajo es casi más asombroso que lo que hay arriba. Me pongo detrás de mi ebook y observo, escucho y ¿aprendo? o cotilleo... mi espiritu está ávido de experiencias nuevas, de anécdotas... siempre tengo ganas de más...

Pero hay días en que preferiría haberme quedado en casa.

La situación del país no es buena, no es un secreto para nadie, y cosas que antes sucedían ahora se han acentuado mucho más. Una de ellas, la pobreza. El otro día, si no me crucé con seis personas pidiendo en mi vagón del metro (entre el viaje de ida y vuelta) no me crucé con ninguna.

En el viaje de ida me crucé con un señor que sacó una bolsa de chocolatinas y las vendía por 50 céntimos una, por 1 euro tres... pedía ayuda para dar de comer a sus hijos... tenía las manos llenas de chocolatinas... y yo no sé pero en ese momento solo puede meter la mano al bolsillo y comprarle una (no tenía mas suelto) y en eso que la chica que tenía al lado, va y se rasca el bolsillo y le compra otra, y el de enfrente, y unas guiris de más adelante, y los del asíento del otro lado de la puerta... para que luego digan que no soy influyente los del puto klaut... la verdad es que la cara de agradecimiento que se quedó al hombre no tenía precio... ojalá hubiese tenido más dinero en ese momento.


Y en el viaje de vuelta iba yo a mis cosas, con las gafas de sol puestas (telita conmigo) para ver si echaba una cabezadita y en eso, que en una parada se sube la tribu del moco, es decir, todos los niñatos de capital city y alguno más.

Y claro te emocionas pq piensas, que majetes, si hace no tanto tiempo tu tb. fuiste así (unos añitos de nada jajajaja) miralos tan llenos de granos, tan suavecitos, sino tienen ni barba... y por otro lado también pensaba... que horrible es la moda de ahora que llevan esos pelos tan para arriba que se deben gastar un bote de laca cada fin de semana, menuda ropa más fea... ahora eso si, pedazo de móviles que se gastan...

Y en eso entra un señor en el metro. En voz alta cuenta su historia, pide ayuda para comer, no quiere dinero, solo que si por favor alguien tiene algo de comer que si le puede ayudar. Y en medio del vagón se arrodilla. A mi se me encogió el alma pq lo único que llevaba era el envoltorio de la chocolatina que había comprado en el viaje de ida y me acababa de comer... y mientras pensaba que ya me valía por haberme zampado tan pronto, me encuentro con que los niñatos de enfrente (por no llamarlos algo peor) se han puesto a hacerle burla al hombre y a reirse en su cara... me ahorraré una serie de calificativos que se me vinieron a la cabeza en ese momento, en que además tuve que morderme la lengua para no decirles cuatro cosas.

Supongo que la edad nos hace ser inconscientes y creernos invencibles y que "eso nunca me pasará a mi" pero tal y como están las cosas, hoy eres tu y mañana soy yo, y parece mentira que haya gente que aun no esté concienciada de como está el patio. Y que de la noche a la mañana tu situación puede cambiar, de bien a mal, de mal a peor...  y si, por supuesto de peor a bien, y de bien a mejor, claro. No seamos negativos.

Pero aun así, creo que, estemos en la situación que estemos, lo que nunca debemos perder es el respeto, si, que el respeto se gana, muy bien, pero existe el respeto que se nos debe por el mero hecho de ser un ser humano (del respeto a los animales hablamos otro día que es otro tema que me saca de quicio)  y en ese vagón se perdió en ese momento. Y no me gustó.

NOTA MENTAL. No desearle el mal a nadie. Pero ojalá nunca te pierdan el respeto que se te debe como persona.

MODO. Haciéndome fuerte ante las injusticias. Hay batallas que no son mías, aunque me pongan de los nervios.

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